Escucha, observación y atención plena

Esta primera semana de vacaciones me ha hecho pensar en la escucha, la observación y la atención. Éstas son competencias muy relevantes para la efectividad del liderazgo.

Cuando observamos un paisaje que nos es familiar (en mi caso el jardín que veo desde la venta de casa) sin prisas, sin agenda, sin tareas pendientes a realizar veo muchos más detalles y matices que en el día a día pasan desapercibidos a mi atención.

Para poder decidir y actuar adecuadamente en un contexto complejo, incierto y ambiguo, la escucha y la atención plena son elementos críticos. ¿Por qué nos es tan difícil escuchar? ¿Por qué nuestra capacidad de observación y la consciencia de lo que ocurre alrededor son tan limitadas?

La escucha

En un entorno complejo como el que afrontamos cada día, creo que escuchar es un componente esencial para nuestra eficacia. A priori escuchar parece fácil, pero en realidad es extremadamente difícil.

Nuestra mente está diseñada para la simplicidad. El cerebro busca la vía más fácil y eficiente de acción, y esto en ocasiones no nos permite escuchar como deberíamos

Trabajando con líderes en los procesos de coaching ejecutivo sobre la escucha, la dificultad que acabamos muchas veces encontrando es la creencia de que escuchar comporta más trabajo, hace la experiencia más compleja. Escuchar comporta muchas veces darte cuenta y aceptar que tu perspectiva es limitada, que has dejado fuera del análisis elementos críticos, y por tanto, es necesario replantearse el plan o cambiarlo por completo. Aceptar nuestra limitación es una tarea difícil para muchos directivos con el ego muy ancho! Escuchar pues implica darse permiso para empezar de nuevo, de estar «trabajando» continuamente y disfrutando del proceso co-creativo permanente.

Recuerdo palabras del gran Javier Fernández Aguado, en su libro El Idioma del Liderazgo. Al tratar la creatividad escribe «Quien repite las mismas respuestas ante problemas semejantes, es previsible, no enriquece a aquellos que gobierna. Tal vez su problema sea la mediocridad que padece, por donde se les escapan los matices, que son muchas veces lo esencial...» o también «Un directivo no creativo es poco más que un ordenador: a misma pregunta, igual respuesta. Así no se gobierna, solo se controla».

Estas sabias palabras escritas por Javier me llevan al segundo motivo que hace la escucha un camino cuesta arriba. Muchas veces requiere cuestionarse los planteamientos y creencias que tanto nos han costado «aprender». La necesidad de certeza y sentir que estamos controlando la situación y podemos controlar el futuro se basa en mantenerte sólido en lo que has decidido que es «verdad».

Derivado de la sensación de control que nos da seguridad, escuchar de forma abierta y flexible provoca en los líderes la sensación de confusión e incertidumbre. A nuestro cerebro le incomoda esta sensación de confusión y humildad frente a las circunstancias del entono. Estar con preguntas y dudas y no tener respuesta cierta es incómodo. Por esta razón, nuestra mente nos esconde aquellas preguntas clave que quizás no tienen respuesta o la misma va a ser volátil y cambiante. El cerebro las sustituye por preguntas más fáciles o nos ofrece aquella información que confirma nuestras hipótesis y descarta aquellos datos que ponen en cuestión nuestros planteamientos. Este mecanismo hace tiene un efecto devastador para leer lo que realmente está ocurriendo en el contexto o para escuchar y captar las emociones que hay detrás de lo que nos transmiten los demás.

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De nuevo Javier Fernández Aguado: «Poca confianza ofrece quien tiene inmediata y segurísima respuesta a cualquier problema. O no piensa, o no sabe, o no ha entendido. Solo por casualidad acertará, sobre todo si es de los que no tiene por costumbre estudiar y/o escuchar»

Si el cerebro nos protege de las preguntas difíciles y nos «engaña» presentando las fáciles e incorporando información y descartando datos, no es difícil imaginar lo que hace con nuestra capacidad y sensibilidad para capturar lo que está pasando en la situación que estamos atravesando. Nuestro cerebro estará trabajando duro para «economizar» energía, no escuchar plenamente y mantenernos en una zona de sensación de seguridad y control. Escuchar pues, no ocurre de forma automática, requiere dedicar intencionalmente mucha energía.

Si no invertimos de forma intencionada mucha atención y energía no escucharemos plenamente

El apego y la observación

Otro elemento importante a considerar es el apego a nuestro mensaje, perspectiva o creencias. Cuando un líder está altamente comprometido, apasionado con un proyecto y ha dedicado incansablemente muchas horas de análisis y trabajo, le es muy difícil estar abierto a captar con profundidad el contexto. También es complicado es estar abierto a la aportación de otras personas y sus perspectivas. Cuando estamos muy llenos de ideas sólidamente establecidas, por lo comentado antes, estamos más predispuestos a exponer nuestras brillantes ideas que escuchar a los demás.

En las conversaciones que tenemos en nuestro día a días, estamos más tiempo del que pensamos, tratando de convencer al otro que de aprender y enriquecernos de los demás

Es muy importante como líder poner toda nuestra energía en qué preguntas me permiten estar abierto al otro ¿Cuál es la intención de la otra persona? ¿Qué significado tiene este mensaje para la otra persona?

Poner la atención y la energía en la escucha y la apertura es clave para seguir mejorando en nuestro liderazgo. El éxito en la aventura del liderazgo se basa en la calidad de nuestra atención y capacidad de observación.

Un gran referente en la capacidad de observación y en la sensibilidad para percibir que está de verdad ocurriendo ante nosotros es Otto Scharmer. No te pierdas su fabuloso libro Teoría «U»: Leading from the Future as It Emerges de 2007.

Liderar en el entono VUCA requiere estar abierto, desapegado y curioso frente a lo que acontece ante nosotros ¿Deseas practicar tu capacidad de observación?

  1. Estas vacaciones es un buen momento para parar, escuchar y estar abierto a lo que otros dicen y ven, y sentir lo que la vida nos llama a realizar. Anímate ahora si es un momento de pausa para ti para agudizar tu capacidad de atención y tu sensibilidad.
  2. Después observa, observa y vuelve a observar lugares y situaciones que son una oportunidad para hacer tu contribución. Observa sin apego para que el control y la certeza no se interpongan en tu camino. Observa con el corazón y la mente abierta.
  3. Seguidamente, conecta con la fuente de inspiración y sabiduría que hay en ti. La escucharas cuando hayas vaciado lo que crees saber, cuando estés plenamente presente. Accederás a una fuente muy potente de inspiración interna y conocimiento interior. Aquí es donde reside la certeza, la seguridad y la motivación.
  4. Como cuarto paso, empieza a explorar las posibilidades y oportunidades explorando el futuro a través del hacer, de la acción. Otto Scharmer a este paso lo llama «Co-creating».
  5. Finalmente, el último movimiento es el «Co-evolving», personificando e incorporando la nueva realidad que ha emergido observando y actuando con esta atención plena.

Espero que acabes de disfrutar de unas buenas vacaciones y aprovechar para soltar y vaciarte de todo aquello que ya no sirve. El objetivo es volver a nuestras rutinas de trabajo ligeros y con espacio para aprender, escuchar y ver con mayor profundidad.

 

2 Comments

    • Daniel Poch

      5th enero 2017 at 16:44

      Totalmente de acuerdo.
      Escuchar es quizás la habilidad básica por excelencia para crear relaciones y conexiones excelentes, sanas y sostenibles. Liderazgo es relación y conexión. Liderazgo y escucha van juntos!

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