La importancia del momentum en el proceso de coaching ejecutivo

El éxito en los procesos de coaching reside básicamente en el cliente. Específicamente en la predisposición y el momento en el que el coaching llega a su vida profesional. En el ámbito organizativo el proceso de conocimiento con el coachee y el cierre del acuerdo con la organización en ocasiones se demora y se pierde el momentum del proceso. En otras ocasiones las agendas de los directivos son el obstáculo para mantener el momentum. A veces la agenda es la “excusa” que utiliza el cliente para hacernos notar que no es el momento para él.

Chequear si el cliente está preparado para iniciar el proceso y clarificar con él o ella que esfuerzo le va suponer son dos factores fundamentales.

Antes de iniciar un proceso, cuando todo ya está listo para empezar por parte de la empresa, comparto con el cliente las siguientes reflexiones con éstas u otras preguntas.

  • ¿Sientes un gran deseo por cambiar algo en el momento actual?

El cambio no es fácil, por lo que si no hay un deseo elevado o sentido de urgencia no es recomendable empezar el proceso. Éste necesita viveza y energía. Esta energía proviene del corazón, de la pasión, del deseo o de la incomodidad ante la situación actual. Sin tensión creativa es difícil avanzar y lograr los resultados esperados por el coachee y la organización. Deseo o insatisfacción.

  • ¿Estás abierto a nuevas formas de pensamiento, a adoptar nuevos puntos de vista?

Es decir, está abierto para cuestionarse perspectivas o suposiciones actuales. Está el cliente dispuesto a soltar para explorar que las cosas pueden ser diferentes de como las ve. Cuestionarse las verdades y verse de nuevo, con una mirada fresca a si mismo es la forma de crear espacios y posibilidades.

  • ¿Estás dispuesto a recibir feedback?

Muy conectada con la pregunta anterior, está abierto a que compartan con él otras miradas sobre la realidad. ¿Existe disposición para ser retado? Muchas veces en la trayectoria profesional el directivo ha necesitado potenciar su ego, la seguridad en si mismo y la confianza. Está acostumbrado a hacer las cosas por si mismo, a demostrar valía sin vulnerabilidad. Por ello, chequear si está preparado para trabajar en equipo, para crear relación y apoyarse en otro es un paso clave.

  • ¿Tienes tiempo en tu agenda para el Coaching?

Otro punto muy relevante. El proceso requiere que el directivo dedique tiempo a la reflexión, tiempo para diseñar planes y espacios de experimentación con los nuevos hábitos. Además del tiempo de trabajo en la sesión de coaching. ¿Puedo comprometerme a seguir un ritmo regular de trabajo? En ocasiones se debe interrumpir temporalmente el proceso porque el cliente está con la atención plena puesta en una iniciativa estratégica o un proyecto clave. Tener una visión completa del proceso y del calendario organizativo ayuda a crear un ritmo y un tempo adecuado para el proyecto.

  • ¿Estás decidido a probar nuevos comportamientos aunque creas que no van a funcionar?

Finalmente, ¿está el cliente dispuesto a moverse fuera de la zona de confort? El coachee está dispuesto a estar en la zona de incomodidad. Confía en él mismo y en ti para probar y estar abierto en espacios de incertidumbre. Muchas veces los supuesto de control no dejan al directivo explorar con apertura y asumir riesgos por el bien de su crecimiento y el despliegue de su liderazgo creativo.

Como Coach creo que somos responsables del momentum del proceso. Es tarea nuestra aportar las preguntas adecuadas para que el coachee tome consciencia de los factores clave que le ayudarán a tener un proceso exitoso que le permita superar los retos de liderazgo que afronta. Yo como coach soy responsable de que la experiencia de coaching sea la más eficaz posible y de co-crear con el cliente el contenedor más empedrador posible.

El momentum es un factor clave en el entorno organizativo. 

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