La CURIOSIDAD impulsa tu liderazgo (II)

Hola de nuevo. En la última entrada de septiembre compartía con todos vosotros una pregunta de reflexión. Si recordáis este es el texto con el que finalizaba la entrada: «A pesar de los reconocidos beneficios que aporta la curiosidad, muchas veces ésta se limita en los entornos empresariales. Sabemos que la curiosidad es un potente catalizador de la satisfacción y el bienestar de los empleados, de la motivación, la innovación y el rendimiento.  Entonces ¿Cuál es la barrera que no permite pasar de la palabra a la acción?»

¿Por qué se hace tan difícil ver líderes en la alta dirección manteniendo activa la curiosidad?

Múltiples motivos y casuísticas específicas explican porque se ve tan poca curiosidad en la mayoría de líderes. A partir de la experiencia acumulada en AddVenture trabajando en los últimos años en el desarrollo del liderazgo, vemos algunos patrones que pienso te pueden servir para identificar algunos factores que limitan tu curiosidad.

  • Los efectos de una carrera de éxito. La mayoría de directivos que conozco son sobresalientes en el conocimiento del contexto en el que lideran y es incuestionable su expertise técnico en su área de responsabilidad. La trayectoria ascendente que han seguido les hace sentir que no tienen «rival» en su área de responsabilidad. Piensan que lo tienen todo analizado. Sienten que están teniendo en cuenta todo lo que hay que considerar y pierden interés en complementar lo que saben con otras perspectivas o no se cuestionan sus planteamientos. Les ha funcionado este modo de operar, ¿por qué cambiarlo ahora?
  • Toma de decisiones. Priorizan al tomar las decisiones basadas en las buenas prácticas del pasado y la experiencia probada. Asumen que las personas con la máxima responsabilidad deben tomar las decisiones. En el caso de sus decisiones, prefieren tomarlas por ellos mismos. Se sienten legitimados por su conocimiento, trayectoria y conocimiento. No sienten que los demás puedan enriquecer su profundo estudio y brillante análisis.
  • Sobre responsabilidad. Trabajando con sus equipos, muchos de sus colegas del Comité de Dirección reconocen que en proyectos conjuntos, los Directores Generales suelen tomar la completa responsabilidad, provocando en los demás un sentimiento de sentirse que no están a la altura o no son «confiables». El impacto no deseado es que debilitan la posición de los demás directivos ante el resto del equipo y la organización. Asumen el protagonismo y creen que les incumbe a ellos solos tomar la decisión y asumir la total responsabilidad. Con lo que no dejan espacio a otros para proponer acciones o no piden incluso consejo sobre como proceder. Si piden ayuda o consejo parece como que no están a la altura de lo que se espera de ellos.
  • Perfeccionismo. Muchos líderes se apegan a unos estándares excepcionalmente altos de calidad y exigencia. No se perdonan un error a si mismos, ni perdonan los errores en los demás. Muestran una necesidad de alcanzar resultados impecables y demostrar unos estándares muy elevados para sentirse seguros y valiosos. La valía está íntimamente relacionada con actuar de forma heroica y superando cualquier expectativa de su entorno. Sobresalir a la perfección parece ser su lema. Trabajando en solitario con sus propios estándares es la forma de asegurar la excepcional calidad que desean. Confiar en otros, pedir opinión o estará abiertos a modificar sus perspectivas pone en cuestión la calidad excepcional que ellos creen solo pueden ofrecer trabajando solos o con sus estándares.

El perfeccionismo es una suposición que extralimita las fortalezas del directivo. El deseo de éxito y perfección han
motivado grandes logros y mejoras. Sin embargo, muchas veces son una trampa, provocando en última instancia
una sobretensión y una disminución del rendimiento. La motivación por la perfección necesita ser sostenida con equilibrio y atención a no perder la conexión con la realidad y permitir la salud personal, la del equipo y la de la organización!

  • Feedback. Suelen ser ambivalentes respecto al feedback. Muchas veces sienten que ellos no lo necesitan. Su obligación es ofrecer feedback a los demás para ayudarles a ser más efectivos. Muchas veces reconocen en privado que recibir feedback les molesta y les irrita. Esta molestia viene de su sensación que ya lo saben todo y su obligación es saberlo todo acerca de su trabajo y su organización. El tener duda o hacerse preguntas les pone en una posición de alta incomodidad. Es como reconocer que no están haciendo su trabajo ni cumpliendo con sus obligaciones como máximos responsables.
  • Planificación y Visión estratégica. Lo tienen todo analizado hasta el máximo detalle. Tienen definida claramente la Visión y las iniciativas clave. Es increíble ver como tiene dominan al detalle las acciones a emprender para conseguir lo que se proponen. Es inspirador ver la confianza en si mismos y en sus ideas.  El detalle con el que trabajan estas máquina directivas infalibles es impresionante. A la vez, el impacto no deseado en los demás es de sentar cátedra en cada opinión. Son percibidos como dogmáticos por la seguridad y convencimiento con el que presentan sus ideas y proponen sus iniciativas. Sus ideas son ley y no están sujetas a discusión.

«My way or no way!»

La sombra de todo ello es la dificultad por trabajar en equipo, colaborar y trabajar en conexión y mutualidad con los demás. Su exigencia, su espíritu critico por encontrar el error y solventarlo por ellos mismos y a su manera les debilitan como jugadores de equipo. Su disciplina y rigor son percibidos como competitividad. Parece una carrera por ver quién está más preparado. Cuanto más preparado y más experiencia, más autoridad y credibilidad tienen las decisiones. Esta es la creencia que les debilita y limita su apertura y curiosidad.

¿Qué ocurre entonces con la frescura, la espontaneidad y el pensar fuera de la caja? Pues que es menospreciada y infravalorada. Su poca disposición al feedback, sobre todo el que proviene de fuera de su área de conocimiento, les hace parecer cerrados a la vista de los demás. Su forma de hacer es la única vía de hacer. Con el tiempo estos directivos cerrados en si mismos desactivan las conversaciones de calidad a su alrededor y desactivan el liderazgo en su perímetro. Cada vez están más solos y el liderazgo y el talento es repelido de su entorno.

Otra derivada de liderar desde este esquema de pensamiento o mentalidad es que estos directivos sufren del estrés que se provocan a si mismos. Se obsesionan por hacer las cosas a la perfección. La responsabilidad que acomodan sobre sus hombros es un yugo que no es posible sostener por un individuo por muy potente, capaz y preparado que esté. La preparación nunca es suficiente y pierden su vida viviendo aislados en su propia torre de marfil que cada día construyen alejándose de los demás.

En lugar de ser un imán de atracción de talento y liderazgo, lo repelen, con lo que su actividad cada día es más complicada

Ante todo ello, el ingrediente principal que puede revertir dicha situación es la curiosidad y la humildad. Compartir la responsabilidad crea equipo, hace sentir importante y valorada la contribución de los demás. En este escenario las conversaciones son necesarias y reconocidas como la vía de superación de los retos que afrontamos en este entorno VUCA. El obstáculo a la curiosidad somos nosotros mismos. Nos interponemos en nuestro bienestar y en la buena vida. Nos complicamos las cosas sintiéndonos mejores que los demás y siendo hiper-responsables.

Es nuestra obligación como directivos estar atentos y darnos cuenta cuando el problema somos nosotros mismos. Apartarnos del camino y dejar espacio para que los demás aporten todo su potencial. Esta es quizás la señal definitiva de madurez y la prueba de que somos un líder excepcional.

Interesándote por demás y viviendo el liderazgo desde la mutualidad es la base para convertirte en un líder excepcional.

Un líder crea líderes a su alrededor. Esta es tu apuesta ganadora!

Un narcisista sufre en exceso pretendiendo llevar la organización sobre sus hombros confiando que con su maestría e interminables jornadas de preparación son la vía hacia el éxito y el cumplimiento de sus obligaciones.

No te dejes atrapar por los modelos heroicos individuales de los que nos hemos empapado en el cine y la televisión.

La mutualidad y la colaboración nos permite enriquecer nuestra vida y la de los demás de muchas formas diferentes. La primera, respetándote a ti mismo y respetando a los demás, creando enriquecedoras conversaciones, intoxicando los ambientes con confianza, amistad y un sentido de propósito compartido que crea oportunidades y buena vida allí donde estás presente y sumas con tu liderazgo.

Viva la curiosidad!

5 Comments

  • Jon I. Fdez. Barrena

    23rd octubre 2018 at 09:25

    Me quedaría con dos errores que además les hace más pequeños y menos creíbles en su entorno. Uno sería el párrafo del Feedback y otro sin duda el del Perfeccionismo. Dos errores muy comunes en la alta Dirección.

    Viva la curiosidad !!

    Responder
    • Daniel Poch

      23rd octubre 2018 at 22:03

      Muchas gracias Jon por tus siempre enriquecedoras aportaciones. Efectivamente el perfeccionismo y el miedo o poco interés en recibir feedback nos hace pequeños y resta posibilidades a todos. Abrazo!

      Responder
  • Camila Bennett

    23rd octubre 2018 at 17:21

    Muchas cosas me gustan de lo que nos ofreces en tus palabras: curiosidad, colaboración, apertura… esa sensación de enriquecerme como persona y como líder es lo que siento cuando soy curiosa y cuando me doy la oportunidad de escuchar al otro y estar abierta a una idea distinta y de la que puedo aprender. Fácil? muchas veces no es fácil ya que requiere dejar mi orgullo, mi «yo lo sé todo» pero la sensación de crecimiento, de aprendizaje cuando me permito ser curiosa, colaborar, escuchar lo supera todo.
    Por otro lado, para mi como también lo indicas, ser curioso es abrir una puerta a la conexión entre áreas, personas, ideas.
    Gracias Dani
    Saludos, Camila

    Responder
    • Daniel Poch

      23rd octubre 2018 at 22:08

      Siempre tan certera Camila! El mantener la mente abierta y estar curiosos ante lo que nos rodea no es nada fácil. Nuestras presunciones, apego a nuestra «verdad», nuestro expertise nos limitan en muchas ocasiones. El ego o el orgullo como tu muy bien describes nos secuestran y nos hacen perder el espíritu curioso y la naturalidad. Muchas gracias!

      Responder
  • Jordi Torres

    31st octubre 2018 at 07:47

    Referente a lo que comentas de que «…el ingrediente principal que puede revertir dicha situación es la curiosidad y la humildad…» creo que como adultos hemos perdido la humildad de vernos como niños/niñas y con ello la capacidad de sorpresa, es decir, la curiosidad. Tendríamos que recuperar la curiosidad espontanea de cuando éramos pequeños y con la capacidad de dialogo que tenemos como adultos revertir las situaciones que planteas y que efectivamente son frenos al avance del grupo.
    De los tres estados de la teoría del «Análisis Transaccional» de Eric Berne (niño/adulto/padre) tenemos que recuperar el estado de «niño» donde la curiosidad y el descubrimiento son claves. Pero seguramente nos falta humildad, como adultos, de reconocernos como niños y dar rienda suelta al placer de jugar y descubrir.

    Responder

Responder a Jon I. Fdez. Barrena Cancelar la respuesta