Realicé un taller en Madrid con colegas del Coaching y salió uno de los temas que aparecen en muchas sesiones de coaching en el entorno organizacional. Para muchos de nosotros no es fácil entrar con confianza y permanecer (estar) en situaciones incómodas o retadoras. Los líderes y los coaches exitosos entran con confianza y se mueven bien en este tipo de situaciones. Lo que me ha servido a mi como coach es desarrollar habilidades parecidas a las que se usan en el teatro de improvisación.
En el escenario, algunos actores noveles se sienten incómodos cuando otro actor hace un comentario fuera de guión o actúan de forma espontánea. Piensan que seguir la conversación o la situación imprevista les hará perderse o llegará un momento que no sabrán como responder. Los actores de improvisación se aproximan a este tipo de situaciones de forma diferente. Buscan proactivamente y se involucran en las situaciones más absurdas y extravagantes. Entran en este tipo de situaciones “de peligro” para algunos sabiendo que ahí es donde está la genialidad.
Creo que el contexto actual requiere de los líderes y los coaches ejecutivos que trabajan con ellos una aproximación más cercana al teatro de la improvisación que a la planificación basada en predicciones y en guiones escritos en el pasado. Esta nueva perspectiva necesaria tiene que ver con un cambio de paradigma. Supone abandonar el paradigma del control y abrazar la confianza. Confiar en que tengo los recursos y la creatividad para responder. Confiar en que soy mucho más que mis planes y mis ideas pre-establecidas. Supone pues coraje para responder a las situación retadora intrépidamente. Aquí reside la diferencia. El líder (o el coach) extraordinario entra confiado, seguro y con plena presencia, sin dejar nada atrás, en situaciones dónde otros temen entrar. El líder intrépido puede enfocar al equipo o las personas de su entorno hacia las conversaciones relevantes. Se enfoca en lo clave sea o no incómodo.
Uno de los beneficios que provoca el ser intrépido es la claridad que aporta a las situaciones. Se habla y se responde a lo importante, el feedback no se guarda, se entrega al servicio de la misión colectiva. El nivel de integridad que apreciamos en este tipo de personas es admirable e inspirador. Claridad, entrega plena, generosidad, veracidad e integridad es el cóctel perfecto de la confianza.
Las situaciones incómodas son vistas por los líderes extraordinarios como oportunidades para aportar valor y construir confianza. Si todo parece claro ¿por qué no apostamos por la confianza en este tipo de situaciones? ¿por qué nos protegemos o evitamos estas situaciones? ¿qué está en riesgo si somos intrépidos? Si exploramos aquí podemos llegar a nuestras creencias limitadoras que no permiten expandir “nuestro mundo” y las posibilidades disponibles. Podremos entender por qué nos cuesta improvisar, soltar el control. Este camino de exploración seguramente ya lo hemos explorado.
El camino que en mi experiencia es y crea consciencia en los clientes es preguntarse, ¿qué está en riesgo si no entro en estas situaciones con valentía? ¿Cuál es el coste de no seguir tu intuición? ¿Cuál es el coste de no comprobar mi capacidad de responder ante cualquier situación? ¿Cuál es el coste de reprocharse después por qué no he dicho o he actuado como sentía?
Las respuestas que muchas veces oigo es que el coste es “no sentirme en integridad”. El coste es quedarse en la duda de lo que soy capaz de hacer. Activamos un diálogo interno que va minando la confianza. El coste es vivir en la desconfianza hacia uno mismo y en no poder vivir en plenitud con la sensación de haber hecho todo lo que estaba en nuestra mano.
¿Cuál es tu disyuntiva ante las situaciones retadoras para ti? ¿Qué eliges?
Espero vuestras respuestas.