No hay Liderazgo sin valentía

Liderazgo y Autenticidad son dos palabras y conceptos que van de la mano. No hay liderazgo sin autenticidad. Sin la expresión auténtica de quienes somos no tenemos impacto o influencia en nuestro entorno. Liderazgo supone muchas veces un acto de valentía. No resulta nada fácil la expresión auténtica de quienes somos en determinados contextos. La senda del líder es un viaje constante de conexión con quien realmente es y liberarse de las limitaciones que coartan la expresión auténtica de su posición y sus convicciones.

Muchos son los condicionantes sociales que nos dificultan la expresión auténtica de nuestro ser. Según Aristóteles en Éticaa Nicómaco actualizada brillantemente por Javier Fernández Aguado, valentía es un término medio entre el miedo y la temeridad. Nos asustan las realidades que son temibles. El temor podría definirse como la espera de una mal. La pérdida de fama o estima de los demás, la pérdida de nuestro trabajo o la pérdida de los amigos serían realidades temibles. El valiente no es el que teme estas realidades. Algunas nos provocan temor y es noble que así sea. Quien teme que esto suceda es noble y honrado.

El valiente es un intrépido. Temerá estas realidades en el modo debido y pondrá la atención en “lo que es noble”. En lo que es bonito, en las buenas noticias y en la contribución que va a suponer en su entorno.

¿Qué tiene de noble o bello actuar con autenticidad aunque temamos estas realidades?

Aristóteles dice “quien soporta y teme lo que debe y por la causa justa, como y cuando debe, y confía de forma semejante, es valiente”. La clave no está para mi en no sentir miedo, es en encontrar la causa justa que me ayuda a actuar de forma auténtica a pesar del temor.

La causa justa la encontramos en nuestro propósito de Vida. La brújula interna del líder es fundamental ¿Qué hago yo en el mundo en este momento de la historia?

Cuando descubrimos nuestro propósito vital, nuestra contribución a la vida y nos comprometemos con el mismo, es cuando surge la fuerza que impulsa nuestra acción más allá de las temibles realidades. Actuar en Propósito nos fortalece y nos permite superar patrones reactivos.

El objetivo principal ya no es sentirnos bien y bajar el nivel de ansiedad. El impulso viene de la voluntad y el amor por hacer lo que creemos debemos hacer. Actuar desde nuestro compromiso de corazón. Liderazgo sin propósito es una empresa demasiado dura, insoportable. Es un liderazgo desde la reacción, desde la evitación de lo doloroso. Para decirle “no” a la parálisis que produce el miedo, debemos descubrir dentro de nosotros un “si” fuerte e irrenunciable. Un “si” a pesar de los temores.

Esta semana pasada he podido ver este proceso en 22 participantes en el Programa de Liderazgo de CTI. Ha sido extraordinario poderlo facilitar. Viendo como cada uno de ellos se conectaba de corazón con su Propósito de vida, como elegían vivir de forma auténtica y como superaban sus obstáculos era como si yo estuviese haciendo el proceso 22 veces, ganando claridad y compromiso con mi Propósito y fortaleciendo mi impacto y mi liderazgo.

Esta es otra alucinante contribución cuando como líderes elegimos actuar desde el amor y el compromiso a nuestro propósito. Superamos con valentía nuestros temores y encendemos la misma llama en los demás. Es un efecto que replicamos en los demás. La diferencia es muy significativa. Crecer como líder empieza por descubrir en tu interior tu Propósito y comprometerse de corazón con el mismo.

Desde esta posición no eliminamos el temor a lo que los demás puedan pensar al mostrar quien soy, pero si que hago crecer la fuerza y voluntad de ser yo mismo por encima de la fuerza en mi que desea mostrarse más pequeño para bajar el nivel de ansiedad.

“La valentía más natural parece ser aquella que es movida por el brío, siempre que se le añade la elección y la finalidad”. Esta frase de Aristóteles parece para mi una definición básica para el liderazgo.

  • Finalidad es el propósito, no afrontaré el temor sin una finalidad ue resuene positivamente en mi.
  • Elección. El líder elige conscientemente y es intencional. Sabe que quiere crear, cual es la finalidad y está comprometido más allá de su confort personal.
  • Brío es poder actuar con claridad y templanza a pesar de sentir temor.

¿Puedes “convivir” con el temor y seguir respondiendo con habilidad ante las situaciones siguiendo tu propósito y tu corazón? ¿eliges vivir como líder?

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